Hawaii

Batalla en el trono de Hawaii

La princesa Abigail Kawananakoa.
La princesa Abigail Kawananakoa. / R. C.
A sus 92 años, la heredera de la extinta monarquía del archipiélago asiste a la lucha en los tribunales entre su abogado y su novia por el control de su fortuna

GUILLERMO ELEJABEITIA
Lunes, 28 agosto 2017, 00:17


La única familia real de los Estados Unidos vive tiempos convulsos. Mucho antes de convertirse en el último Estado de la Unión, Hawaii fue una monarquía sobre la que reinaron dos dinastías diferentes a lo largo del siglo XIX. La legítima heredera de la última reina del archipiélago es una anciana de 92 años que ha dedicado su vida a las obras de caridad, pero la batalla legal entre su abogado, administrador y hombre de confianza, James Wright, y su pareja sentimental desde hace dos décadas, Verónica Gail Worth, amenaza con enturbiar sus últimos años de vida.

Abigail Campbell Kawananakoa es sobrina tataranieta de Liliuokalani, soberana de las islas entre 1891 y 1894. Durante su breve reinado, la reina trató de imponer una nueva Constitución que restaurara el viejo poder de la monarquía, pero sus maniobras precipitaron una revolución que contó con la ayuda estadounidense. Fue arrojada del trono y se proclamó la república, pero ella y su familia continuaron viviendo en las islas como ciudadanos privados. O quizá no tanto.

Los de su estirpe han conservado el tratamiento honorífico de príncipes y disfrutan además de una considerable fortuna. Procede de James Campbell, bisabuelo de Abigail, que amasó millones a finales del siglo XIX en el negocio de la caña de azúcar. Nacida en 1926, la última de la dinastía heredó 250 millones de dólares, la mayoría en acciones de la James Campbell Corporation, y ha disfrutado de una existencia tranquila dedicada a preservar la cultura de su país. Un minoritario grupo de nativos llegó a proponerla como posible reina ante una hipotética restauración de la monarquía parlamentaria, pero Kawananakoa prefirió seguir trabajando desde el activismo y la filantropía.

La princesa, que sufrió un derrame el año pasado, heredó 250 millones de dólares

Sin embargo, hace unos días la vida de la discreta princesa ha vuelto a acaparar titulares. James Wright, quien fuera su abogado y hombre de confianza, ha solicitado ante los tribunales que se la declare incapaz de manejar su fortuna. Alega que desde el derrame cerebral que sufrió el año pasado, la anciana se encuentra a merced de su secretaria y pareja sentimental, Verónica Gail Worth, casi tres décadas más joven que ella. Según la versión del administrador, la novia no sólo cobra una asignación anual de 700.000 euros a cuenta del patrimonio de Kawananakoa, sino que le habría exigido hasta 26 millones en acciones de la corporación.

Acusaciones de abuso
Además de acusarla de extorsión, Wright ha presentado ante el juez fotografías que muestran los brazos de la princesa cubiertos de hematomas. Sostiene que al preguntarle por la causa, Abigail afirmó que se los había hecho su novia, pero le pidió que no dijera nada a la Policía. Worth niega las acusaciones y cuestiona las intenciones del ex administrador, que ha tardado un año en denunciar el caso.

La heredera ha escrito una carta de su puño y letra al diario local que destapó el escándalo, asegurando que sus problemas de salud son de alcance menor y que está en condiciones de «continuar con mi misión de ayudar al pueblo hawaiano». Acusa a su ex letrado de querer tomar el control de su patrimonio y agradece el apoyo de su novia. Pero no será ella sino los tribunales quienes decidan quién toma las riendas de la dinastía.
'ROYALS'La tátara sobrina de la reina Lili'uokalani
La última heredera al trono de Hawái, de 91 años, podría perder su fortuna "por culpa de su novia"

ANDREA M. ROSA DEL PINO
Facebook
Twitter
Enviar
21 AGO. 2017 02:30

Abigail Kawananakoa. THE INDEPENDENT
1 Ver comentario

Si aún existiera su dinastía, Abigail Kawananakoa habría llegado al trono. Su pareja y su ex abogado le están complicando su vida como heredera
Los conflictos más sonados de los 'royals' europeos
Antes de anexarse a Estados Unidos, en 1898, Hawái se encontraba gobernada por una monarquía. Así como los Windsor en Inglaterra o los Bernadotte en Suecia, entre en 1795 y 1864, la isla polinésica le rindió honores a dos casas reales: los Kamehameha y los Kalkaua. Así, de esa segunda dinastía, nació la última reina hawaiana, más conocida como Liliuokalani, cuya tátara sobrina aún se mantiene con vida. Se trata de Abigail Kawananakoa, de 91 años, y que todavía conserva el trato honorifico de "princesa". Pese a ello, Kekau -como la llaman- podría perder el acceso a su millonaria herencia, tras un controvertido juicio en Honolulú.Desde su nacimiento en 1926, Abigail Kinoiki Kekaulike Kawnanakoa ha sido tratada como una verdadera royal. Es más, en algún momento, los nativos a favor de la monarquía pensaron en ella como una posible candidata para la restauración de la realeza. Sin embargo, Abigail prefirió tomarse en serio su rol social y ha batallado incansablemente para preservar la cultura de su país a través del activismo. Aunque su (aparente) pacifica vida ha tomado un giro inesperado, después de que su ex abogado de confianza la demandara ante a un tribunal. Y es que el licenciado James Wright está seguro de que Kekau es incapaz de manejar su preciada herencia. 

Hawaii Public Radio @wearehpr
Campbell estate heiress Abigail Kawānanakoa has filed a lawsuit against the @HonoluluGovhttp://tinyurl.com/p5dh2f4 
19:00 - 9 sept. 2015
 respuestas   1 1 Retweet   me gusta
Información y privacidad de Twitter Ads
Según el jurista, su (ya ex) clienta -a quien estaría intentando proteger- está siendo sobornada por gente que quiere aprovecharse de su dinero. Más aún, Wright presenta como prueba que Abigail sufrió un derrame cerebral en junio pasado, a raíz del estrés que le provocaría la situación. Por otra parte, también acusa directamente a Veronica Gail Worth (63), la pareja de la princesa desde 1997, quien tendría la intención única de apropiarse de su fortuna. Lo que implicaría un problema no sólo para la heredera, sino que para las inversiones culturales de "su majestad". De acuerdo con Forbes, Kekau ya no sería capaz de cuidarse a si misma -o cuidar de su dinero- tras el ataque, por lo que el abogado solicita que ella deje de ser la controladora de sus finanzas. A pesar de ello, la acusada afirma que sus problemas de salud no han afectado su sanidad mental y, para confirmarlo, escribió una carta al medio Hawaii News Now, donde cuenta que sólo sufrió un problema cerebral leve y que Wright ha llegado a la justicia para quedarse con parte de sus fondos. Asimismo, se disculpó ante su novia por los problemas que esto le ha podido causar.

The Independent @theHI
Ke Aliʻi Abigail Kawananakoa, pictured here with Gov. Ariyoshi, is attending the #Maunakea Supreme Court session.
13:39 - 27 ago. 2015 · Honolulu, HI
 respuestas   2 2 Retweets   4 4 me gusta
Información y privacidad de Twitter Ads
Pero Veronica Worth no sería una blanca paloma. Sobre todo porque Wright tendría la manera de demostrar que, en sus minutos de furia, ha agredido a la princesa del pueblo. Según el portal local Civil Beat, existe evidencia fotográfica de los maltratos, además de documentos que demostrarían que Worth -que ya fue procesada por robo en 1985- está tratando de manipular a Kawananakoao para entregarle parte de los 215.000.000 millones que ella heredó de su padre, el empresario de la caña James Campbell. Aunque esta no sería la primera vez que intenta una jugada en contra de su amada e incluso le habría exigido mantenerla con un ingreso de 700.000 dólares anuales. Ahora sólo la justicia podrá demostrar si Wright o Worth tienen la razón y, para eso, un juzgado insular ya se ha puesto en marcha. El 15 de agosto, la oficina del procurador general de Hawái notificó a los tres participantes del juicio y todas las partes deberán cooperar cuando se les requiera. De la misma forma, el fiscal Jones ha explicado que se ha tomado el trabajo de examinar las acusaciones y que no permitirá que ciertas influencias opaquen el proceso. Pero que su principal interés está en que la filantropía de Abigail no se vea afectada. "Cada dólar que desaparece de los fondos, es un dólar menos para los hawaianos", comentan en las redes. No obstante, los isleños confían en que este lío se solucione pronto.

Jennifer Lawrence pide perdón por rascarse las nalgas con unas piedras sagradas en Hawái
La historia causó muchas risas entre el público estadounidense, no fue así para muchos de los nativos hawaianos que consideran las rocas de gran importancia espiritual

0 CompartirCompartido 18 veces
Jennifer Lawrence durante la gala de los Oscar
Jennifer Lawrence durante la gala de los Oscar - REUTERS
ABC.ES Madrid
10/12/2016 19:48h - Actualizado: 10/12/2016 19:49h.
Guardado en: Gente&Estilo Gente
La actriz ganadora de un Oscar con tan solo 26 años, Jennifer Lawrence, se ha disculpado en público por haber bromeado rascándose las nalgas con unas piedras sagradas de Hawái durante el rodaje de «Los Juegos del Hambre: En Llamas».

El pasado viernes, la actriz participó en el programa estadounidense «The Graham Norton Show» en el que contó una anécdota en la que para aliviar el picor que sentía en el trasero se frotó con unas piedras consideradas sagradas. «Se supone que eran, no sé, quién sabe ¿ancestros? Eran sagradas y se supone que no debes sentarte en ellas porque tus genitales no deben entrar en contacto con las rocas. Sin embargo, durante toda esa jornada de rodaje yo llevaba un traje de neopreno y, Dios mío, ¡esas rocas eran geniales para rascarse el culo!», relató la actriz durante el programa, y añadió, «Una piedra en la que estaba sentada acabó desprendiéndose. ¡Era gigante! Rodó montaña abajo y casi mata a uno de los técnicos de sonido. El set acabó destrozado. Fue un momento enormemente dramático. Todos los hawaianos estaban en plan ‘Oh, Dios mío, es la maldición!’ y yo estaba sentada en mi esquina diciendo ‘¡Yo soy vuestra maldición, la liberé con mi culo!»

La historia causó muchas risas entre el público estadounidense, no fue así para muchos nativos hawaianos que consideran las rocas de gran importancia espiritual. Cuando Lawrence se dio cuenta de que había causado malestar decidió disculparse en público. «En ningún momento quise faltar al respeto al pueblo hawaiano. Realmente pienso que estaba siendo autocrítica, pero entiendo que lo que hice no es gracioso y por ello pido perdón si ofendí a alguien», escribió en su página de Facebook.


La historia de Jennifer Lawrence ha llevado a preguntarse por qué las rocas son espirituales para los hawaianos. La revista People ha investigado acerca de esta tradición y han descubierto que el equipo de producción de «Los Juegos del Hambre» estuvo grabando muy cerca del valle de Waimea. «Es un lugar en el que están enterrados cientos de antepasados, pero no cualquier persona, sino astrónomos, navegantes y médicos de la época», explicó para la revista Kahokule'a Haiku, experto en la cultura hawaiana.

Las cuestiones de los derechos indígenas son un tema muy candente en Hawai, donde muchos de los nativos se han sentido ofendidos en varias ocasiones por la cultura estadounidense. Hawái fue una monarquía independiente hasta 1893, año en el que los últimos monarcas de las islas fueron derrocados por los americanos. Muchos de los hawaianos se han sentido ofendidos por la parte continental desde entonces.


10/05/2014 - 22:37Clarin.com Opinión
PANORAMA INTERNACIONAL. CIERTAS IDEAS DE UNA MONARCA DE HAWAI A FINES DEL SIGLO XIX SE CONECTAN CON LOS PASOS DE PUTIN. EN AMBOS CASOS, LOS INTERESES ESTRATÉGICOS NO SE DETIENEN EN PRINCIPIOS LEGALES NI MORALES.

La reina Liliuokalani o los espejos de la crisis ucraniana

LAS MÁS LEÍDAS
de Clarín

 El plan de Susana Giménez para entrevistar a Cristina Kirchner en su programa
El plan de Susana Giménez para entrevistar a Cristina Kirchner en su programa
1

 Polémico tuit de Marcelo Tinelli contra Cristina Fernández
Polémico tuit de Marcelo Tinelli contra Cristina Fernández
2

 Caso Maldonado: las fotos y el video que aportó la abogada de su familia
Caso Maldonado: las fotos y el video que aportó la abogada de su familia
3

 Encuentran una Ferrari única abandonada en Japón: podría valer US$ 2 millones
Encuentran una Ferrari única abandonada en Japón: podría valer US$ 2 millones
4

 Es boxeador, está preso pero sale todos los días para entrenarse y dar clases
Es boxeador, está preso pero sale todos los días para entrenarse y dar clases
5

los videos más vistos

 El final golpe por golpe
El final golpe por golpe
 Mirá el resumen de la pelea entre Mayweather vs McGregor
Mirá el resumen de la pelea entre Mayweather vs McGregor
 Independiente 3 - Huracán 1
Independiente 3 - Huracán 1
 Un luchador de MMA mata al campeón mundial en levantamiento de pesas en una pelea callejera
Un luchador de MMA mata al campeón mundial en levantamiento de pesas en una pelea callejera
 Independiente 2 - Huracán 1
Independiente 2 - Huracán 1



Marcelo Cantelmi

(0) comentarios

Panorama internacional
La historia suele ser un camino seductor tanto para asumir el presente como descubrir hasta qué punto los principios se ausentan a la hora de definir fronteras y potestades regionales. No es poca cosa a la luz del endiablado conflicto que se libra entre Rusia, Ucrania y el norte mundial.

Hay un suceso en el Pacífico que se pierde en la bruma del tiempo pero que es interesante rescatarlo y no sólo por sus aires de Salgari. En 1875 EE.UU., que no era aún la estructura que acabó siendo, edificó un ambicioso acuerdo comercial con un espacio vecino de enorme interés estratégico, Hawai. Aquel vínculo permitió multiplicar el desembarco en esas islas de una población cada vez mayor de hombres de negocios plantadores de azúcar norteamericanos y europeos en un momento clave para la transacción de ese producto. El acuerdo convertía en un virtual protectorado al archipiélago y aseguraba la influencia estadounidense que pujaba por desarrollarse. Apenas unos años después de suscribirse ese convenio, en 1887 Washington consiguió la concesión de Pearl Harbour como una estación carbonífera y base naval para su flota de guerra y mercantil.

En 1891 el trono de Hawai que había estado en manos del rey Kalakauam, quien había aceptado aquellas concesiones, pasa a su muerte a la reina Liliuokalani.

Esta mujer pensaba las cosas de otro modo y se planteó entre sus primeros pasos reformar la llamada Constitución Bayoneta que cuatro años antes había promulgado el anterior monarca. Aquella Carta Magna, entre otras cuestiones políticas, limitaba el poder de la corona y daba mayor influencia a los extranjeros y sus hijos en detrimento de los nativos hawaianos. Lo que la reina pretendía era limitar la capacidad de veto de los azucareros estadounidenses y europeos, reducirles los beneficios que obtenían del acuerdo de reciprocidad comercial, imponer una nueva legislación de tierras y generalizar el sufragio que hasta entonces estaba limitado a aquellos súbditos extranjeros.

La reacción fue inmediata.

Los pronorteamericanos encabezaron desde la capital Honolulú una fuerte resistencia contra Liliuokalani y hasta plantearon un referendum anexionista.

Los acontecimientos rápidamente se precipitaron y un descendiente de misioneros norteamericanos, Sanfor Dole, se rebeló contra el gobierno central y lideró un golpe que acabó con la monarquía.

Luego de una serie de idas y vueltas, en julio de 1894 se proclamó la República de Hawai que, previsiblemente, se anexionó 4 años después a EE.UU.

¿Hay un algún deja vu de aquel episodio con los sucesos de Crimea?

Esa región sobre el Mar Negro poblada por ciudadanos pro rusos y que tiene una base naval rusa, fue anexada por Moscú, referendo mediante, en el inicio del conflicto ucraniano. Existe hoy allí una gran presión en las áreas filo rusas del este fronterizo de ese país por seguir el mismo camino. Se trata, aquel de hace un siglo y medio y este, de episodios muy distantes no sólo por las épocas sino por la dimensión de lo que se puso en juego. Pero la comparación permite advertir que l os intereses estratégicos, no importa sus protagonistas, no suelen detenerse, aunque idealmente deberían, en principios legales o morales.

Y además que configuran comportamientos previsibles.

EE.UU. estaba entonces en la fragua de la potencia de alcance mundial en que se convertiría luego. Situación que mantiene hoy, aunque con la reducción evidente de su poder duro en una comunidad global más disputada y multipolar. Rusia, en cambio, está en todo sentido fuera de la escala de contrabalance que tuvo ese país y sus entonces satélites durante la era soviética. Por el contrario, el proyecto capitalista del Kremlin tiene un techo importante pero bajo, para consolidarse como una potencia regional en su espacio. Moscú aún debe advertir, si no lo intuye ya -lo que explicaría los comportamientos cautos que por momentos surgen desde Vladimir Putin-, que no le es posible lograr esa meta estratégica sin una alianza con los países occidentales.

De modo esencial, con su principal mercado, el europeo, con el cual mantiene diez veces más comercio que su rival norteamericano.

EE.UU. y sus aliados más afilados deberían, a su vez, alzar la vista para mirar menos la política que la geopolítica.

Se comprendería que el proyecto ruso sin Ucrania pierde sentido y Moscú acabará siempre reaccionando a esa amenaza existencial. La manipulación que ha escalado en esa pequeña república, especialmente a partir de la legítima rebelión popular contra el autocrático y corrupto gobierno del proruso Viktor Janukovich, es quizás uno de los fallidos más descomunales de la época. No sólo por sus efectos imprevisibles, que ya se están notando, sino por el raquitismo de objetivos de ese procedimiento. Las características autocráticas del régimen de Putin no justifican la desestabilización premeditada de Rusia para que Occidente expanda su influencia en la región del Mar Muerto o en el Cáucaso.

Sólo una Ucrania neutral, que es por donde transita la mitad de los gasoductos rusos hacia Europa, puede darle continente de futuro a una solución permanente de esta crisis.

Hay acuerdos no dichos que explicarían la decisión de Putin de no respaldar a fondo a los autonomistas del este ucraniano, o que dan sentido a que el presidente ruso aparezca junto a sus socios comerciales europeos dentro de unos pocos días en el 70 aniversario del desembarco en Normandía.

Las declaraciones hace horas de Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN a un diario alemán (Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung: “Nato muss sich rüsten”) reclamando con fervor el rearme de Europa, indica el nivel de condicionamiento que en algunos círculos se imagina para esos acuerdos. “Lo que ha pasado en Ucrania debería despertar a toda Europa”, dijo el funcionario y se quejó de que Rusia aumentó sus gastos de defensa 30% mientras el Viejo Continente los cortó 40%. La realidad es que ese escenario no va a cambiar pero Bruselas y la OTAN, rescatada del desván por esta crisis, padecen posiblemente de la misma estrechez histórica que atasca a Rusia, cuya habilidad se limita a aprovechar el momento aunque no deja de perder espacio. Quizá se trate de un mal endémico. Estados Unidos parece caminar con las mismas vendas.

Copyright Clarín, 2014.

Ka’iulani, la última princesa de Hawái
18 DE SEPTIEMBRE DE 2015 - 09:01 CEST BY HOLA.COM
Comentar
Pese a ser escasamente recordada en la actualidad, la princesa Victoria Ka’iulani Cleghorn (1875-1899), heredera al trono del Reino de Hawái, gozó a finales del siglo XIX de una notable popularidad, no solo por su belleza y su notable capacidad intelectual, sino, además, por convertirse en la gran defensora de la independencia de su país, después de que éste, tras un golpe de estado en 1893, se convirtiera efímeramente en una república y finalmente fuera anexionado por los Estados Unidos de América en 1898. Mujer de vida breve y con un final trágico, destacó sobre todo por una gran dignidad y por el amor incondicional a su pueblo. En estas líneas repasamos su biografía.

princesa-hawai4-VER GALERÍA
Nace la princesa Ka’iulani –su nombre completo era Victoria Ka‘iulani Kawekio I Lunalilo Kalaninuiahilapalapa Cleghorn- el 6 de octubre de 1875 en la mansión Keōua Hale de Honolulu. Ésta era la residencia oficial de la princesa Keʻelikōlani (1826-1883), la fundadora de la dinastía reinante en Hawái –la Kamehameha, que gobernaría desde 1795 hasta 1874- y la mujer más rica de la isla. El padre de Ka’iulani era Archibald Scott Cleghorn (1835-1910), un escocés que había emigrado a Hawái con apenas dieciséis años y que había llegado a ser uno de los hombres de negocios más prósperos de la isla. Su madre era la princesa Miriam Likelike (1851-1887), hermana de los dos últimos monarcas de Hawái, el rey Kalākua (1836-1891) y la princesa Lili’uokalani (1838-1917). El nacimiento de la princesa Ka’iulani fue celebrado en Hawái con total algarabía popular. El bautizo de la pequeña, llevado a cabo en la Catedral de San Andrés de Honolulu fue uno de los grandes acontecimientos de la época, una vez que los padrinos de la Princesa fueron el Rey y la princesa Ke’elikōlani. Tras el bautismo, los Reyes dieron una fastuosa fiesta en el Palacio Iolani.

La infancia de la pequeña Ka’iulani transcurrió de forma idílica en `Âinahau, una finca de más de 40.000 metros cuadrados, situada en Waikiki. Además de una espectacular mansión de dos pisos y repleta de obras de arte –sería la primera residencia real provista de luz eléctrica en todo el planeta-, `Âinahau destacaba por poseer uno de los jardines más bellos de la isla, compuesto no solo por flores y plantas autóctonas, sino también por rosas llegadas de todo el mundo. La Princesa recordaría más tarde sus paseos a caballo por la finca en dirección a las playas y las largas tardes en las que practicaría el surf con sus amigas o aprendería a tocar el ukelele. Sin embargo, el primer revés del destino le llegaría a Ka’iulani pronto, cuando, con apenas once años, perdería a su querida madre, fallecida a la edad de 36 años por razones hasta hoy en día desconocidas.

princesa-hawai1-VER GALERÍA
La Princesa quedaría totalmente abatida. Más tarde confesaría no haber superado jamás la muerte de su progenitora –“la he echado de menos todos y cada uno de los días desde aquella maldita noche en la que murió”-, hasta el punto de que su padre consideró oportuno que su hija viajara a Inglaterra con el objeto de que la joven superara finalmente el doloroso trance. Así, la princesa Ka’iulani se traslada a Londres en el verano de 1889, donde queda fascinada con la gran metrópolis. En sus cartas la joven se muestra entusiasmada con el ambiente artístico de la ciudad y con sus muchos atractivos, como los teatros, los conciertos, etc. Tal fue el apasionamiento de la joven por Inglaterra, que terminaría, tras pedir autorización al Rey y a su padre, matriculándose en el colegio Great Harrowden Hall de Northhamptonshire.

Comenzó así probablemente el periodo más feliz de la vida de la Princesa. Ka’iulani se descubrió como una excelente estudiante, ávida de conocimiento –dominaba el alemán, el francés y el inglés, además de ser una apasionada de la literatura y de las matemáticas- y de ideas progresistas. La Princesa viajó por gran parte de Europa, donde visitaría los círculos más selectos, haciendo amistades de todo tipo. Asimismo comenzó a interesarse por los más desfavorecidos, participando en innumerables campañas de recaudación de fondos para personas sin recursos. Serían estos años igualmente los de los primeros escarceos amorosos, terreno en el que la Princesa se mostraría también como una mujer libre y poco dada a las reglas. Así, se mostraría contraría a un matrimonio de conveniencia con el príncipe Higashifushimi Yorihito de Japón (1867-1922) y cuando la Reina le informó de las ventajas de casar con algún príncipe hawaiano, la Princesa le contestó de manera taxativa: “Querida tía, podría contraer matrimonio aquí con un conde alemán riquísimo, pero el caso es que no me gusta. Creo que sería un error casarme con un hombre al que no ame. Eso me convertiría en una mujer infeliz. Espero que comprendas mi negativa a tu propuesta”.

Mientras la Princesa disfrutaba de la vida metropolitana –etapa que se extendería por cuatro años-, en Hawái acontecieron diversos hechos de gran relevancia. En 1891 el rey Kālakua moría durante un viaje a los Estados Unidos. Al no haber tenido hijos, la corona hawaiana pasó a manos de su hermana, la princesa Liliokalani, ya sexagenaria y sin descendencia. De este modo, la princesa Ka’iulani, sobrina de la Reina, fue designada como Heredera al trono de Hawái.

princesa-hawai3-VER GALERÍA
El destino de la Princesa parecía pues estar en su tierra natal. La joven se dispuso a regresar cuando desde Honolulu llegó la noticia de un golpe de estado llevado a cabo por una serie de ministros nombrados por su tía, que se negaron a firmar una nueva constitución. La Reina había sido depuesta y todo apuntaba a que el objetivo de los golpistas es que Hawái fuera anexionada por los Estados Unidos. La Princesa recibe la noticia con consternación, una vez que sus sueños de regresar a Hawái para convertirse en un futuro en Reina se han evaporado en tan solo un instante. Sin embargo, con gran entereza, la Princesa consigue sacar fuerzas de flaqueza y se dispone a defender la independencia de su nación. En una célebre carta enviada a la prensa inglesa, Ka’iulani se pregunta: “¿Qué es lo que he hecho mal para que a mí y a mi pueblo se nos prive de nuestra patria? Me dispongo a viajar a Washington para recuperar mi trono, mi nación y mi bandera. ¿Acaso no me escuchará el pueblo americano?”.

La Princesa toma un barco rumbo a los Estados Unidos. A su llegada a Nueva York, Ka’iulani anuncia su intención de reunirse con el presidente Grover Cleveland (1837-1908), con objeto de reclamar la devolución de sus derechos. El encuentro se produce y el Presidente queda fascinado con “la belleza, la elegancia y la dulzura” de la Princesa hawaiana y le promete buscar una solución para su reclamación. Ka’iulani se convierte, con apenas 17 años, en una celebridad en los Estados Unidos, en donde se admira su entereza y su incansable lucha en pos de su patria. Sin embargo, el congreso estadounidense se niega en redondo a restaurar una monarquía en Hawái, llegando a proclamar la isla como república en 1894. La salud de la Princesa, que, humillada y cansada, ha regresado a Europa, comienza a deteriorarse. Graves migrañas le obligan a guardar reposo casi continuo, lo que afecta a su vida social, cada vez más escasa.

Finalmente en 1897, la Princesa recibe la autorización para volver a Hawái, despojada eso sí de cualquier esperanza de recuperar sus derechos como futura jefa de estado. En 1898, contradiciendo sus creencias sobre el matrimonio pero obligada por las circunstancias políticas, la Princesa se compromete con el príncipe David Kawānanakoa (1868-1908). Ese mismo año, Hawái es anexionado de forma oficial por los Estados Unidos. La Familia Real acude a la ceremonia de anexión, pero como protesta todos sus miembros visten de luto riguroso. Es el día más triste de la princesa Ka’iulani, que desde ese momento pasa a ser una ciudadana más de la isla, sin títulos ni honores. “El día de la anexión fue peor que la misma muerte”, afirmaría la Princesa.

princesa-hawai2-VER GALERÍA
Poco después, la Princesa da un paseo a caballo por las montañas de la isla. Una terrible tormenta le sorprende y pese a lograr regresar sana y salva a su residencia, la humedad y el frío le provocan una grave neumonía. La Princesa muere con 23 años de edad el 6 de marzo de 1898, sin haber llegado a esposar con el príncipe Kawānanakoa. Sus restos mortales descansan en el Mausoleo Real de Hawái, en Honolulu. Aún hoy en día la princesa Ka’iulani está considerada como una heroína por los hawaianos, quienes siempre recordarán sus últimas palabras antes de morir: “Hubiera querido ser tan solo una buena Reina. ¡Había soñado con hacer tantas cosas de bien para mi pueblo! Estoy convencida que podría haberles convertido en la gente más feliz del planeta”.

¿Cuántas monarquías hay en el mundo y cuánto poder tienen? Hay monarcas que gobiernan, otros que tienen algo de influencia, y varios ...