Holanda



Entronización en Ámsterdam
'Les presento al nuevo rey de Holanda: Guillermo Alejandro'

La ya princesa Beatriz de Holanda, entre los nuevos reyes de Holanda. | ReutersLa ya princesa Beatriz de Holanda, entre los nuevos reyes de Holanda. | Reuters

El príncipe Guillermo sucede a su madre, la reina Beatriz, en el trono
25.000 súbditos han sido testigos del relevo en la Plaza Dam
Al acto han acudido 30 representantes de 19 casas reales
Javier G. Gallego (Enviado especial) | Ámsterdam
Actualizado martes 30/04/2013 13:54 horas

Hoy es el día en que la reina ha vuelto a ser princesa y el príncipe heredero 'asciende' a rey. Es lo que tienen las abdicaciones: el relevo en el trono no está asociado a una muerte y un funeral. Hoy es un día festivo por partida doble. Holanda celebra su último Día de la Reina (Koninginnedag), y el primer Día del Rey (Koningsdag). De ahora en adelante, y mientras dure su reinado, la gran fiesta por excelencia en los Países Bajos se celebrará el 27 de abril, día del nacimiento de Guillermo Alejandro.

Holanda es más naranja que nunca. Y Ámsterdam el cogollo de esa explosión de color donde ha tenido lugar la ceremonia de abdicación de la reina Beatriz y poco después será la investidura de su primogénito. Los actos oficiales han comenzado a las 10 de la mañana en la Cámara del Consejo (también conocida como Sala de Moisés), una de las habitaciones más adornadas del Palacio Real. Un destacado grupo de autoridades ha asistido a una de las ceremonias más íntimas, en la que la monarca ha firmado la declaración de abdicación y posteriormente ha aparecido en el balcón con su hijo, donde el relevo generacional se ha hecho por fin palpable para los más de 25.000 súbditos que veían el ritual en directo desde la Plaza Dam.

Discurso en el balcón

Su Majestad el Rey Guillermo Alejandro, Rey de los Países Bajos, Príncipe de Orange-Nassau (y otra decena de títulos que se obvian para abreviar) ha dado su primer discurso como monarca de los holandeses en el balcón del Palacio Real. Junto a su madre, la ya Princesa Beatriz, y su esposa, la reina consorte Máxima, el nuevo jefe del Estado ha agradecido "el trabajo de su madre" y "el apoyo de los ciudadanos" ante las miles de personas concentradas en la Plaza Dam.

Por su parte, la princesa Beatriz proclamó ante sus súbditos: "Les presento a su nuevo rey: Guillermo Alejandro". A su vez, agradeció el apoyo y garantizó la continuidad de la monarquía a través de su hijo. Fue ayer por la noche, en un mensaje televisado, cuando Beatriz recordó que "ni el poder ni la ambición personal pueden dar contenido a la monarquía". "La labor del rey es actuar sin tener en cuenta las preferencias personales y manteniéndose por encima de los intereses particulares de un grupo", le recordó a su hijo.

En medio de la algarabía popular, el nuevo monarca también ha mandado su agradecimiento a los ciudadanos de los territorios de ultramar que están bajo el reinado de la Casa Orange-Nassau.

Ceremonia de investidura

Ya como reyes, Guillermo Alejandro y su esposa Máxima han cruzado hasta la Iglesia Nueva para celebrar la ceremonia de investidura, que toma la forma de una sesión conjunta de las dos cámaras legislativas del país, el Senado y el Congreso. En esta celebración, donde el Rey es formalmente confirmado y jura la Constitución, ya están presentes los más de 2.000 invitados ilustres, entre ellos 30 representantes de 19 casas reales.

La monarquía en Holanda goza de una gran popularidad y un amplio respaldo por parte de la mayoría de formaciones políticas, aunque hay 12 diputados que han renunciado a pronunciar su juramento ante el rey y están convocadas varias protestas contra la monarquía en algunas zonas de la ciudad. En la mente de todos están los incidentes durante la ceremonia de abdicación de la reina Juliana y la investidura de Beatriz, en 1980, cuando las protestas contra el excesivo coste de los eventos provocaron pérdidas millonarias y cientos de heridos.

Justo 33 años más tarde la sensación entre los holandeses es parecida. Pocos se oponen firmemente a la monarquía (un 78% la acepta) pero cada vez se oyen más altas las voces de quienes piden más austeridad y transparencia. El nuevo rey ha declarado su intención de consolidar la institución dentro de las nuevas exigencias que reclama la sociedad, pero está por ver hasta qué punto él y la reina consorte darán pasos decisivos en esta dirección. De momento hay un dato que irrita especialmente a los holandeses: la casa real de los Países Bajos es la más cara en toda Europa, con un coste anual de unos 40 millones de euros.

Para los eventos de hoy están acreditados más de 1.100 periodistas y habrá unos 10.000 policías velando por la seguridad de los más de un millón de holandeses y turistas que llegarán a Amsterdam. Como ha ocurrido en otras ediciones del Día de la Reina, sí estará permitido beber en la calle, pero no se podrá llevar más de una botella o vaso encima. Aún así, lo que por la mañana será una celebración solemne a media tarde habrá derivado en una 'rave' por las calles y los canales de la ciudad. La otra cara de la fiesta recuerda más a San Fermín que a una ceremonia de entronización: la orquesta dejará paso a una sesión del popular Dj holandés Armin van Buuren y el champán en finas copas de cristal se cambiará por vasos de plástico con cerveza. Cualquier bebida es buena para desearle larga vida al Rey.


25 DE ABRIL DE 2013 / 6:35 / HACE 4 AÑOS
El nuevo rey de Holanda reinará con las alas cortadas
Redacción de Reuters
8 MIN. DE LECTURA
ÁMSTERDAM (Reuters) - Holanda tendrá su primer rey en más de 120 años cuando Guillermo-Alejandro suceda este mes a su madre, la reina Beatriz, llevando al trono un estilo de no intervención en un momento en el que el poder político de la familia real ya está en declive.

Holanda tendrá su primer rey en más de 120 años cuando Guillermo-Alejandro suceda este mes a su madre, la reina Beatriz, llevando al trono un estilo de no intervención en un momento en el que el poder político de la familia real ya está en declive. En la imagen, una calle decorada con coronas en el centro de Ámsterdam el 24 de abril de 2013. REUTERS/Cris Toala Olivares
El 30 de abril, día de la Reina, la Casa de Orange hace gala de una popular celebración en la que los holandeses se visten con los colores reales y la fiesta en las calles se extiende desde el amanecer hasta bien entrada la noche.

Este año, se producirá la abdicación de la reina Beatriz de 75 años después de 33 años de reinado y la coronación de su hijo mayor, Guillermo-Alejandro, quien cumplirá 46 años el 27 de abril y llegará al cargo como el primer monarca holandés sin un papel político formal.

A diferencia de muchos de sus homólogos europeos, la realeza holandesa ha combinado su influencia y riqueza con un poder político real, mientras parecían liderar un estilo de vida cercano al de la clase media.

Sin embargo, el año pasado, por primera vez, la reina Beatriz no designó a un mediador que liderara las conversaciones preliminares para sentar las bases de cara a crear las típicas coaliciones de los políticos holandeses, después de que el parlamento votara para requisar ese poder.

El nuevo rey continuará siendo influyente y reuniéndose de manera habitual con el primer ministro. Sin embargo, en un futuro los partidos formarán coaliciones por su propia cuenta, lo que significa que las preferencias personales del rey serán menos que un símbolo.

Personas con información privilegiada de la Haya dicen que Beatriz excluyó una vez a un político cuyos puntos de vista le disgustaban, algo que no se espera que Guillermo-Alejandro sea capaz de hacer.

“Puedes tener un reinado significativo sin un papel formal en la formación de gobiernos”, dijo Guillermo-Alejandro en una entrevista de televisión que concedió de manera conjunta con su esposa Máxima, una antigua inversora bancaria argentina. “El tiempo ha avanzado”.

REINA ENÉRGICA

Aunque ayudar a dar forma a la coalición ha sido la columna vertebral del poder político de la monarquía, la familia real también ha tenido siempre un papel influyente detrás del panorama tanto nacional como internacional.

Bernhard, padre de la reina Beatriz, fue determinante en 1954 en el establecimiento de la conferencia anual Bilderberg que reúne a líderes políticos y empresariales de Europa y América del Norte.

Tanto Beatriz como Guillermo-Alejandro asisten de manera habitual, ofreciéndoles la oportunidad de discutir sobre política con líderes de opinión como John Kerry, ahora secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger y los presidentes de Deutsche Bank y Barclays.

“La implicación de la familia real ayuda a poner a Holanda en el corazón de toda reunión importante”, dijo un analista.

Conocida por su energía, la reina Beatriz también celebró cenas para figuras de relevancia y creadores de opinión -entre los invitados se incluían editores de periódicos británicos e historiadores.

Aunque Guillermo-Alejandro continuará sin ninguna duda con algunos de sus compromisos más destacados, muchos esperan de él que se involucre menos a nivel político que su madre. Pareció admitirlo en una entrevista, cuando señaló la importancia de los aspectos ceremoniales de su papel.

“Incluso lo que algunas personas desestiman sarcásticamente como ‘corte de cintas’ puede tener importancia. Si eres cuidadoso a la hora de elegir qué lazos cortar... a qué actos asistir... estas elecciones pueden tener una esencia, demostrando que lo que representas y lo que piensas es importante para Holanda”, dijo.

Poco se sabe acerca de sus opiniones personales, aunque las personas que le conocen dicen que es menos formal que la reina Beatriz. En su entrevista, dijo que no esperaba que se dirigieran a él como “su majestad”, añadiendo que “no era un fetichista del protocolo”.

¿MONARQUÍA DISCRETA?

Fue un antepasado de Guillermo-Alejandro quien invadió Inglaterra y se instaló como Guillermo III. A pesar de la historia compartida, la monarquía holandesa está mucho menos en el escaparate mediático que sus homólogos británicos.

La monarquía holandesa “no tiene la suntuosidad que la británica saca a relucir”, dijo James Kennedy, un historiador de la Universidad de Ámsterdam quien ha aconsejado a Guillermo-Alejandro.

Los monarcas holandeses no cuentan con ceremonias de coronación porque, en ausencia de una iglesia estatal, no hay nadie que coloque la corona en la cabeza del rey o la reina. En su lugar, la corona descansa sin estrenar junto al monarca durante la investidura.

Sin embargo, a pesar de su naturaleza relativamente discreta, esta ceremonia ha recibido críticas en los últimos días. Un total de 16 legisladores dice que o bien no asistirá a la reunión de legisladores de la Nueva Iglesia, donde Guillermo-Alejandro jurará defender la Constitución, o se negará a jurar otra vez al nuevo monarca.

A medida que Holanda lidia con la recesión y la aplicación de recortes presupuestarios, a algunos también les gustaría ver que el monarca reciba menos dinero y pague impuestos.

“Ella (Beatriz) es muy rica, gana mucho dinero y no paga impuestos. Se está riendo de nosotros mientras le pagamos”, dijo Hans Maessen, líder de la campaña republicana para frenar el pago a la cabeza del Estado. En 2011, Forbes estimó que el patrimonio neto de la reina Beatriz y de su familia ascendía a 220 millones de dólares.

Por otra parte, una petición para que el salario de Guillermo-Alejandro se limite a 150.000 euros, por debajo de los 850.000 de su madre, ha reunido más de 19.000 firmas.

Guillermo-Alejandro dijo que estaría contento aunque recibiera menos dinero o tuviera que pagar impuestos, pero advirtió que los recortes también supondrían una disminución de puestos de trabajo en su personal.

“PRÍNCIPE PILS”

Conocido como “Príncipe Pils” en su juventud por su estilo de vida fiestero, Guillermo-Alejandro se especializó en gestión del agua después de graduarse en la Universidad Leiden, un asunto de vital importancia en un país donde gran parte de la tierra está por debajo del nivel del mar.

Su matrimonio con Máxima en 2002 fue polémico porque su padre, Jorge Zorreguieta, sirvió en la dictadura militar de Argentina durante más de 30 años. No asistió a su boda y tampoco asistirá a la investidura.

Máxima, ahora consejera de Naciones Unidas y que hace campaña en favor de los pobres para que tengan un mejor acceso a los servicios financieros, se ganó el apoyo del público hablando holandés de forma fluida. La pareja tiene tres hijas.

Una encuesta mostró que el 73 por ciento piensa que Holanda debería continuar siendo una monarquía y el 89 por ciento dijo que le gustaba Guillermo-Alejandro.

“La gente dice que los holandeses son orangistas pero no necesariamente partidarios de la monarquía”, dijo Henk te Velde, profesor de la Universidad Leiden.

El color de la Casa de Orange se ha convertido en algo central en la identidad holandesa, dijo te Velde, señalando que es el que la selección de fútbol viste convirtiéndose en un emblema del patriotismo holandés.

El día de la reina, los republicanos quieren que sus seguidores se vistan de blanco para mostrar su ideología e interrumpir las celebraciones de los monárquicos.

Cuando Guillermo-Alejandro observe a sus súbditos desde el balcón de palacio en Dam Square, estará sin duda comprobando sus colores.

/Por Thomas Escritt/
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La reina Beatriz de Holanda, de 75 años, abdica en su hijo Guillermo, de 45

La reina expresa su "confianza" en el príncipe Guillermo, que asumirá el trono el 30 de abril
La monarca cree que es "el momento" de dejar el trono y abrir paso a una "nueva generación"
ISABEL FERRER
La Haya 29 ENE 2013 - 13:17 CET

La reina Beatriz de Holanda ha cumplido este lunes con una doble tradición poco frecuente en otras monarquías: abdicar y hacerlo con discreción. En una escueta alocución televisada, la soberana, que cumple 75 años el jueves, y lleva 32 en el trono, ha agradecido a su pueblo “la confianza mostrada en mi labor durante los hermosos años pasados a vuestro servicio”. A continuación, ha invitado a los ciudadanos a recibir con los brazos abiertos a los futuros reyes, los príncipes Guillermo y Máxima. “Estoy segura de que están preparados para asumir esta responsabilidad”, ha dicho. La cesión del trono tendrá lugar el 30 de abril, Día de la Reina y fiesta nacional en el país. Para entonces deberá saberse el título elegido por Guillermo como rey. Su esposa será reina (consorte) y recibirá dicho tratamiento oficial.

La decisión de la reina Beatriz llega en plenas celebraciones del 200 aniversario de la monarquía holandesa. “Un momento precioso para tomar distancia”, según ha asegurado en su discurso. Inmediatamente después, Mark Rutte, primer ministro liberal, le ha agradecido los servicios prestados en nombre de la nación. “Desde 1980, la reina ha empleado a fondo todos sus recursos para ayudar a nuestra sociedad. Ha estado en los momentos buenos y malos y ha ejercido su trabajo con seriedad y eficacia. Estoy seguro de que los príncipes Guillermo y Máxima serán unos reyes dedicados y con su propio estilo”, ha afirmado. Guillermo de Orange será además el primer varón que acede al trono holandés en 123 años. Le preceden cuatro reinas: su madre, la abuela, Juliana, la bisabuela, Guillermina, y la tatarabuela, Emma.

La noticia ha sorprendido al país, que en los últimos años había especulado sobre el momento de la abdicación. En 2002 falleció su esposo, el recordado príncipe Claus, y empezó a hablarse de ello. Ese mismo año contrajo matrimonio su hijo primogénito, Guillermo, con la argentina Máxima Zorreguieta. No era el momento adecuado. La pareja necesitaba afianzar su posición y darse a conocer. Dos años después, fallecieron Juliana y Bernardo, los padres de Beatriz, que habían pasado a ser príncipes. La reina sufrió de nuevo en silencio la pérdida y siguió adelante. En 2009, el atentado de un perturbado, que se mató lanzando el coche contra el autobús real, y causó siete muertos, pareció el momento adecuado para marcharse. Beatriz habló a su pueblo horas después sin siquiera cambiarse de vestido, y su desolación fue sincera. Pero continuó en su puesto. El año pasado, su hijo Friso quedó en coma sepultado por un alud de nieve mientras esquiaba, y la familia se unió más que nunca. Friso sigue enfermo e internado en un hospital de Londres. Ahora, su madre sí ha dado por terminada su labor real. “Entrego la corona, pero nos seguiremos viendo”, se ha despedido en su discurso.

Su mayor empeño fue modernizar la institución y evitar habladurías

La eficacia de la reina Beatriz, que se levanta la primera para trabajar, se puso de manifiesto desde que recibió la corona de manos de su madre, la reina Juliana, en 1980. Había sido una princesa preparada, feliz en su matrimonio con Claus von Amsberg, y madre de tres hijos, Guillermo, Friso y Constantino. Exiliada a Londres y luego a Canadá durante la ocupación nazi, a su vuelta, en 1945, la situación se normalizó. Su abuela, la reina Guillermina, abdicó tras la II Guerra Mundial, y Juliana —la madre de Beatriz— fue una reina querida y controvertida. Tanto, que a veces ponía en un compromiso al Gobierno con sus ideas. Sin olvidar los negocios de su marido, que en 1976 se embolsó un millón de dólares por mediar en un contrato con la compañía aeronáutica Lockheed. Y tuvo dos hijas fuera del matrimonio, además de las cuatro legítimas.

Beatriz se empeñó desde el principio en modernizar la monarquía y evitar habladurías. La Casa Real no podía estar en entredicho y adoptó un estilo casi empresarial. A la cabeza, ella misma, licenciada en Derecho, con gran capacidad para organizar y decidida a entregarle a su hijo un legado impecable. Aunque su labor tenía sobre todo valor simbólico, se desquitaba en el discurso navideño. Ahí mostraba sus ideales y ha hablado con firmeza de la necesidad de proteger el medio ambiente. Los asesinatos del líder populista Pim Fortuyn, y del cineasta Theo van Gogh, las tensiones de una sociedad multicultural y la crisis, todos ellos asuntos políticos, han reducido con el tiempo su capacidad de manifestarse. Aún así, Beatriz de Holanda participó hasta el año pasado en las discusiones para formar Gobierno. Ya no lo hace por decisión parlamentaria, y el único líder que ha pedido “que deje de entrometerse” es el xenófobo Geert Wilders.

Máxima de Holanda ha hecho saber que sus padres no acudirán a la coronación, como tampoco asistieron a su boda en Ámsterdam, debido al pasado del padre, ministro de Agricultura durante la dictadura argentina. La reina Beatriz, que será princesa, preparará ahora su palacio en La Haya para los futuros dueños y sus tres hijas, Amalia, Alexia y Ariane.


El futuro Guillermo IV. ¿un rey simbólico?
Nina Eikens y marcel Decraene
30-04-2007
Si el Príncipe Guillermo Alejandro asciende al trono, la monarquía constitucional deberá atravesar por un cambio radical. Así opina el historiador Lambert Giebels. El papel del monarca, tal como está establecido actualmente en la constitución, contradice los principios de la democracia parlamentaria.
Hoy es 30 de abril, día de la  Reina. Este día podría ser el último que celebra la Reina Beatrix en calidad de monarca. Desde hace algún tiempo circulan rumores de que abdicaría del trono al cumplir los 70 años, el año próximo. En tal caso, el príncipe heredero, Guillermo Alejandro, se convertiría en el príncipe Guillermo IV, o el príncipe Guillermo Alejandro Primero.
Estabilidad
El príncipe Guillermo Alejandro no tiene todavía la más mínima idea del momento en que sucederá a su madre la Reina Beatrix. Así lo declaró el pasado fin de semana en un retrato televisivo sobre su vida, realizado por la televisión pública en ocasión de cumplir los cuarenta años. El príncipe heredero señaló que se está preparando para la función. El rol de un monarca, declaró el príncipe, es brindar continuidad y estabilidad.
"En primer lugar, el rol del monarca es naturalmente el de brindar continuidad y estabilidad. Por lo tanto, no se puede esperar que de repente aparezca una persona completamente diferente. Junto a Máxima, estoy ya intentando cumplir una función que tendrá continuidad."
Anti-democrático
El historiador Giebels aboga por una transformación de la monarquía. Actualmente, existe en Holanda una monarquía constitucional, es decir que el poder del monarca, en este caso la reina Beatrix, es establecido a través de la constitución. Giebels aspira a una modificación de este sistema:"Sí, porque en nuestro actual sistema de monarquía constitucional, el rey no sólo es jefe de estado, sino también jefe de gobierno, lo cual le permite participar en actividades políticas desde esa calidad de jefe de gobierno. Y eso contradice los principios de nuestra democracia parlamentaria, en la cual cada acto del gobierno debe ser justificado".
Un rey ceremonial
Lambert Giebels opina que se debería transformar la monarquía holandesa en una monarquía ceremonial. El rey seguiría siendo, en tal caso, cabeza del estado, pero se le retira su función como jefe de gobierno. El traspaso de la corona sería, según el historiador, un momento apropiado para efectuar este cambio. Pero, ¿no se convierte entonces el rey en un monarca con funciones puramente ceremoniales? Giebels considera que este es un error: Guillermo Alejandro podría continuar ejerciendo su actual función de asesor de Naciones Unidas en el terreno de la Administración del Agua, y su esposa Máxima puede proseguir sus actividades en el área del microcrédito. Giebels señala, además, una ventaja adicional: "Siendo rey ceremonial, no sería ya necesario que los ministros asuman la responsabilidad ministerial por sus actos, y entonces son ellos mismos los que deciden cuáles son los límites de lo que corresponde o no corresponde."
Más margen de movimiento
La responsabilidad ministerial, estipulada en la constitución holandesa, garantiza la inviolabilidad de la Corona. Eso significa que, por todo lo que el monarca haga o diga, el ministro directamente responsable puede ser convocado a rendir cuentas ante el parlamento.
El príncipe heredero Guillermo Alejandro piensa que, en su caso, tiene más margen de movimiento dentro de la responsabilidad ministerial que los miembros de la familia real de generaciones pasadas:"La responsabilidad ministerial no ha cambiado, pero las personas que la manejan son otras, y se han adaptado a los nuevos tiempos. Por eso creo que para mi generación es más fácil manejarse en el terreno de la responsabilidad ministerial. Y ganarse la confianza de los ministros que cargan con esa responsabilidad."
Pantalla de resonancia
Desde el fallecimiento de su padre, el príncipe Claus, Guillermo Alejandro se ha convertido cada vez más en una pantalla de resonancia para su madre, y por ello pudo seguir más de cerca las vicisitudes políticas en los últimos años, durante las formaciones de gabinete. En algunas ocasiones, Beatrix le expuso también algunas ideas para analizarlas juntos, según el relato de su hijo, el príncipe.
Retrato del principe
El príncipe heredero Guillermo Alejandro Claus George Ferdinand nació hace cuarenta años, en un 27 de abril. Era el primer nacimiento de un príncipe de Oranje en 116 años. El príncipe creció junto con sus hermanos Friso y Constantino en el castillo de Drakensteyn, enclavado en la región boscosa de Lage Vuursche. Cursó la carrera de historia en la universidad de Leiden, donde recibió el apodo de príncipe Pils ("pils" significa "cerveza" en holandés), porque prefería más pasar el tiempo en el bar que estudiar en su escritorio. En 1998, el príncipe ingresa como miembro del Comité Olímpico Internacional, y se dedica a la profesión de Administración del Agua. Hace cinco años contrajo matrimonio con la argentina Máxima Zorreguieta, con quien tuvo tres hijas: la princesa heredera Amalia, y las princesas Alexia y Ariane.

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Años de experiencia en asuntos del Estado'
Carin Tiggeloven
21-04-2005
La reina Beatriz tiene más experiencia que cualquier político, hecho que le concede ventajas en discusiones con ministros y parlamentarios. Los políticos comparan una visita a la monarca con un 'examen'. Su influencia informal supera la oficial, razón por la cual se le llega a temer.
El futuro de la monarquía
Si bien oficialmente la Reina tiene poco poder, lo puede hacer valer a través de la vía informal. Al respecto hay algunos hechos en los que ha desempeñado un papel relevante. En 1996, por ejemplo, exhortó al entonces ministro de Relaciones Exteriores, Hans van Mierlo, a crear una embajada en Jordania. El titular
 El titular mencionó el 'deseo personal' de la Reina incluso en su discurso. Sin embargo, también sin el interés real, Holanda tenía suficiente motivos para establecer una embajada en Jordania, país que cumple un importante papel mediador en Oriente Medio.

Embajador
Otro incidente fue el traslado del embajador Roëll ante Sudáfrica, en vísperas de la visita de la reina Beatriz a ese país, en 1996. Según se cuenta, la Reina desaprobaba la relación extramatrimonial del diplomático. Sin embargo, también se asegura que, para gran desagrado de la soberana, el embajador anunció prematuramente la visita real. De todas formas, en opinión del senador por el PvdA y experto en Derecho Constitucional, Erik Jurgens, en estos casos "la reina tiene influencia, pero los ministros toman todas las decisiones políticas. Es más, un ministro toma una decisión de manera autónoma y asume toda la responsabilidad ante el Parlamento.

Más espacio
La reina Beatriz reconoce que, en últimos 25 años, se le ha concedido más espacio. La monarca señala que "en el pasado, esa responsabilidad (ministerial) tenía un carácter limitado, pero que a partir de los años ochenta ha tenido una lectura menos estricta." Gracias a los sucesivos primeros ministros, la Reina ha adquirido la posibilidad de explorar nuevos terrenos, de conversar con todos los sectores de la sociedad y dar a su función un contenido social más amplio.

Mayor libertad, sobre todo en el extranjero
Fue ante todo el primer ministro Ruud Lubbers quien consideraba innecesario sentir temor ante la responsabilidad ministerial. Durante sus 12 años como jefe del Gobierno, Lubbers mantuvo estrechos contactos con la reina Beatriz. Según el historiador Van Wijnen, se le concedió "más libertad para expresarse sobre temas tales como medio ambiente, derechos humanos y cooperación europea". Sin embargo, el historiador considera que esa mayor libertad la ejerce en el extranjero, donde -en sus discursos- puede volcar sus propias ideas respecto a esos temas.
¿Candado en la boca?
Muchas personas conversan con la Reina, pero ese diálogo es de índole confidencial. Sin embargo, en 1999 algunos parlamentarios revelaron que la Reina era partidaria del uso del spray pimienta, que estaba sorprendida por el excedente de celdas y que se oponía a la elección de alcaldes. En 1983, el pastor norteamericano Jesse Jackson, quien desconocía que debía guardar silencio, dio a conocer que la soberana prefería aplazar la decisión de emplazar misiles holandeses, mientras que el Gobierno se mostraba a favor. El Servicio de Información del Reino buscó por todos los medios rectificar las declaraciones del religioso, alegando que el pastor Jackson no había comprendido correctamente a la Reina.
¿Limitar o abolir?
De tiempo en tiempo aparecen propuestas para limitar el poder de la soberana o incluso abolir por completo la monarquía. Desde 1996, Holanda conoce un verdadero Colectivo Republicano. La mayoría de sus integrantes está de acuerdo en que la Reina cumple correctamente su función pero, considera que la monarquía es un sistema obsoleto. Asimismo, esgrime también como argumento que en la actualidad no se puede asignar a nadie semejante tarea.

Por el momento, se descarta la abolición de la monarquía, sobre todo teniendo en cuenta la popularidad de los Orange. No obstante, cada vez se hace más referencia al modelo sueco: una monarquía estrictamente ceremonial, en la que, como cabe esperar, el soberano no tiene influencia política. Algunos miembros del Parlamento holandés proponen que, por ejemplo, elija a la persona encargada de conformar el Gabinete.

La Casa de Orange ha dejado entrever que no desea desempeñar una monarquía de carácter ceremonial. Eric Jurgens considera que todo sería más transparente si la soberana dejara de ejercer funciones 'aparentemente' políticas, como ser miembro del Consejo de Estado. A su juicio "habría que abolir esas funciones porque fomentan la idea de un poder político que no existe en realidad porque, en la práctica, la Reina no puede hace prácticamente nada.

12/06/2004 - 22:00Clarin.com Noticias
Bautizan a la futura reina de Holanda, hija de Máxima y el príncipe Guillermo

Con seis meses de vida recién cumplidos, hoy será bautizada en La Haya, la princesa y futura reina de Holanda, Catharina Amalia, hija del heredero Guillermo Alejandro de Orange y de la argentina Máxima Zorreguieta.

La pequeña princesa nació el pasado 7 de diciembre, y su nombre oficial es Catharina-Amalia Beatrix Carmen Victoria. Sin embargo, como su propio padre aclaró públicamente, su familia y sus futuros amigos la llamarán simplemente "Amalia".

Entre los invitados al bautismo figuran los representantes de las casas reales de Bélgica, Luxemburgo y Suecia, además de numerosos niños de diferentes regiones de Holanda.

Para compartir su alegría con el pueblo, los populares Guillermo y Máxima decidieron hacerles un regalo a los niños holandeses que nacieron en su país el mismo día que su hija. La Corona repartirá 442 colecciones de ocho monedas de un euro del año del nacimiento de Amalia, así como un céntimo de plata con el escudo y la imagen de la princesa.

Según informó la Casa Real holandesa, la beba tendrá seis padrinos. Entre ellos, la heredera del trono de Suecia, la princesa Victoria, y dos de sus tíos: Martín Zorreguieta y el príncipe Constantino. Además, sus padres eligieron a uno de sus testigos de casamiento celebrado el 2 de febrero de 2002, cuyos nombres no fueron difundidos. Finalmente, también figurará el vicepresidente del Consejo de Estado holandés, Tjeenk Willink.

Al considerar el bautismo como un acontecimiento estrictamente familiar, esta vez podrá participar de la ceremonia el padre de Máxima, Jorge Zorreguieta. En su momento, no le fue permitido asistir a la boda de su hija debido al escándalo que produjo la revelación de su pasado como funcionario durante la última dictadura militar argentina. Aunque esa decisión no alcanzaba a la madre de Máxima, ella decidió no concurrir.

La ceremonia del bautismo será en la Grote Kerk de La Haya, y será realizada según el rito protestante de la Iglesia Reformada Holandesa, la religión oficial de la Casa de Orange.

Como Máxima es católica, antes de su casamiento debió pedir y le fue concedida por la Iglesia, la "dispensa", una eximición del ritual propio para que el casamiento que se realizó según el rito protestante tuviera valor para el catolicismo. Holanda no aceptó una boda ecuménica, es decir, por la religión protestante y también la católica.

Desde su fundador, Guillermo de Orange, la Casa Orange-Nassau se mantuvo fiel a la Iglesia Reformista Holandesa. Por eso, aunque la Constitución de Holanda no fija una religión obligatoria para la Corona, Máxima debió hacer una concesión más. Para que el Parlamento aprobara su unión con el príncipe heredero, se comprometió públicamente a criar a sus hijos en la religión protestante. La descendencia real debe ser inexorablemente de esa confesión religiosa.


Aunque apenas tiene seis meses, Amalia ya recibió su primera oferta matrimonial desde Bélgica. El senador flamenco Vincent Van Quickenborne propuso derogar una ley de 1830 que prohíbe las bodas entre miembros de la casa real belga con miembros de la vecina casa real holandesa. Todo para que Catharina Amalia pueda casarse con Gabriel, un bebé que le lleva 16 semanas, hijo del príncipe heredero belga Felipe y de su mujer Matilde.
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14/12/2001 - 22:00Clarin.com Sociedad
EL CASAMIENTO DE LA ARGENTINA MAXIMA ZORREGUIETA CON EL PRINCIPE DE HOLANDA

La Iglesia Católica acepta la boda protestante de Máxima
Se casará con el príncipe Guillermo por la Iglesia Reformada Holandesa. Máxima había pedido al catolicismo que reconocieran la unión. Las autoridades eclesiásticas concedieron la dispensa.

La Iglesia Católica concedió la "dispensa" para reconocer como válido el casamiento de la argentina Máxima Zorreguieta con el príncipe Guillermo Alejandro, de Holanda, quienes contraerán enlace el 2 de febrero por la Iglesia Reformada Holandesa, la religión oficial de la Casa de Orange. La dispensa —eximición del ritual propio para que el casamiento tenga valor para el catolicismo— había sido pedida por Máxima, en su condición de católica. Así, la futura reina no estará católicamente en concubinato.

Zorreguieta fue más allá. Acordó con la Casa Real que participe del oficio religioso —que se realizará en la Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva), un templo del siglo XVI— un sacerdote católico, quien leerá un trozo del Evangelio. Máxima eligió para esos menesteres al religioso argentino Rafael Braum, allegado a su familia, actual asesor doctrinal de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) y ex director de la revista católica Criterio.

El deseo de la futura reina de Holanda de que esté presente en la ceremonia un sacerdote fue especialmente valorado por la Iglesia Católica porque se lo consideró como una muestra de la significación que para Máxima tiene su religión. Porque, como explicó a Clarín el presidente del Tribunal Eclesiástico Nacional, monseñor José Bonet Alcón, "para obtener la dispensa no era necesario que estuviera en la ceremonia un ministro católico".

Con todo, persiste un punto delicado: la educación religiosa de los hijos de Guillermo Alejandro y Máxima. Porque, según la Iglesia Reformada Holandesa, deben ser formados en el protestantismo. Y, según la Iglesia católica, en el catolicismo. El conflicto se habría dirimido a favor de la iglesia holandesa porque, por ser la religión oficial de la Casa Real, la descendencia real debe ser inexorablemente de esa confesión religiosa.

Los gestos de Zorreguieta hacia el catolicismo son todavía más relevantes si se tiene en cuenta las resistencias que surgieron en el parlamento holandés para autorizar el casamiento del príncipe con la argentina. La renuencia surgió cuando se conoció en Holanda que el padre de Máxima había sido funcionario de la última dictadura militar: concretamente secretario de Agricultura durante el gobierno del ex general Jorge Rafael Videla.

Pero Guillermo Alejandro insistió con casarse con la argentina, aun a riesgo de perder la corona. El gobierno encaró entonces una discreta investigación sobre el pasado de Zorreguieta. La luz verde del Parlamento llegó finalmente luego de que se acordó con el padre de la novia que éste no concurriría a la boda. La madre de Máxima decidió igualmente no concurrir, pese a que su presencia en la ceremonia no era cuestionada.

Miembros de la Iglesia católica en el país negaron ayer que la concesión de la dispensa "sea algo extraordinario" y que "sólo se conceda a personalidades". Tanto monseñor Boner Alcón como el decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica Argentina (UCA), padre Carlos Heredia, dijeron que la eximición del ritual católico es un trámite corriente, establecido en legislación eclesiástica (ver Matrimonios...).

Un trámite simple

En la jerga eclesiástica, los casamientos entre personas de distinta religión se conocen como "matrimonios mixtos". Bonet Alcón explicó que, si uno de los contrayentes está bautizado por la Iglesia Católica, pero no se casará por ese rito, y quiere que su matrimonio sea válido para el catolicismo debe tramitar la dispensa al obispo del lugar donde reside. "Se trata de un trámite muy simple, nada costoso y rápido", subrayó.

Quizá la sensación de que pueda tratarse de una decisión excepcional de la Iglesia Católica se deba a que antiguamente debía ser el Vaticano el que concediera la dispensa. Pero el padre Heredia recuerda que a partir de del papa Paulo VI, que asumió a mediados de los 60, la dispensa es otorgada por el obispo del lugar. Incluso, no hace falta que sea el obispo titular, sino uno de sus obispos auxiliares.

En el caso de Máxima, la dispensa fue otorgada por el arzobispo de Rotterdam. Por lo demás, el clima de la celebración promete ser ecuménico. La Iglesia Reformada Holandesa —uno de los dos cultos más importantes de Holanda— mantiene muy buenas relaciones con la Iglesia Católica. En la Argentina cuenta con varias comunidades ubicadas en Buenos Aires y varias localidades del interior.
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